Tus piernas son el opio del toxicómano
de tu cuerpo
de mis restos
del temor marcado a andar
a prosperar creciendo
este amor callado que nos une
y nos rechaza con tamaña hilacha
hilacha de Ariadna para secar los platos
hilacha de vida para desmenuzarla
acatar o llegar al fondo del asunto
que es siempre el fondo de tu cuerpo
y mi cama
que es tu casa
¿quién dijo que calmabas
las ansiedades carnívoras?
lo sé, te vuelvo loca
y es como andar, recorrer, impostar
o empezar de cero,
hay que zigzaguear lo perverso
perpetuar el slalom
recorrer la carne y abrazarla
dejar un espacio a las metáforas paganas
noche de cencerro sonando
no voy a callarme porque te amo
y vos no vas a calmar esas ganas
de que duerma al lado tuyo
aunque levantes tu muralla
muralla de distancia
para disimular que te encanto
muralla de silencio
para alarmarme despacio
que me arrodille de vuelta
entre tus piernas
el opio del toxicómano
Preciosa, preciosa preciosa!
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