jueves, 13 de octubre de 2011

Leyendo tu libro de cuentos

Lo voy a decir claramente
deshacer mi clínica
mi tísica aspiración al amor
al ruego
a esa desquiciada forma
de prender fuego
los sillones cómodos
soy el aire que se cierra
en la trémula anhelante
en la garganta
te odio bombón
asimilé toda tu locura
pero no puedo digerirla
me rebota en la sangre
con franqueza suicida
no puedo pensar por vos
no me pidas que viva
en el umbral del clamor
solamente quiero
que desaparezcas.

lunes, 10 de octubre de 2011

Tus piernas son el opio del toxicómano

de tu cuerpo
de mis restos

del temor marcado a andar

a prosperar creciendo
este amor callado que nos une

y nos rechaza con tamaña hilacha

hilacha de Ariadna para secar los platos
hilacha de vida para desmenuzarla

acatar o llegar al fondo del asunto
que es siempre el fondo de tu cuerpo

y mi cama
que es tu casa

¿quién dijo que calmabas
las ansiedades carnívoras?

lo sé, te vuelvo loca
y es como andar, recorrer, impostar
o empezar de cero,
hay que zigzaguear lo perverso
perpetuar el slalom

recorrer la carne y abrazarla

dejar un espacio a las metáforas paganas

noche de cencerro sonando

no voy a callarme porque te amo
y vos no vas a calmar esas ganas
de que duerma al lado tuyo

aunque levantes tu muralla

muralla de distancia
para disimular que te encanto
muralla de silencio
para alarmarme despacio

que me arrodille de vuelta
entre tus piernas
el opio del toxicómano