domingo, 23 de marzo de 2014

poesías de verano

me desplazo
en la algarabía vegetal
nocturna de las araucarias

pude apagar
la luz enorme con mi prisa
con la voluntad
de sumergirme
en lo oscuro

nunca en la melancolía programada
qué es la tristeza, sino
pequeños claveles marchitándose
entre la voluntad y las deudas

la contienda
que se lleva a cabo
en la posibilidad realizada
de no encajar
de no poder articular
los diferentes capítulos
del entendimiento

                ***

después de inyectar
al gato gris un poco enfermo
de su hermana

el desconocido sube las escaleras
abre la tranquera del cuarto
y tiende de nuevo la cama
que había deshecho
para cambiar las sábanas

ahí adentro
el gato naranja
ya se sacó el collar
y juega con una mosca
que acaba de matar saltando
como un depredador africano

el desconocido
sabe que la desprogramación
de su cerebro no es
perniciosa en cuanto
a la subsistencia

pero la noche
aliada de los antiguos hados
roe pareja toda seguridad
toda estabilidad conseguida

mira el collar rojo
que abandonó  el gato naranja
prende la televisión
fija en una sitcom
repite lo que dicen los personajes
habla solo, desiste

cambia de ejercicio
cierra los ojos, ahora practica
la comprensión oral
esto no vale nada,
se dice
y se queda dormido

***

no vieron la amalgamada
llegada del día
y su nudo

fue un lúbrico encuentro
entre las almas de los gallos
y las ardillas voladoras

la buhardilla desplegada
desde el momento de la visión:
levantar la persiana
con la mente
hasta la mitad
su nudo como muchos otros
se antepuso
rodó, carraspeó

y no hubo furias
o lástimas o temas
que lo destensara
que los apaciguara

una vez
encontraron un demonio
era un hombre lagarto
con una cara enorme
y bigotes rojos
lo pusieron a meditar con ellos

                ***
surfeando una poesía de Echavarren

la mantarraya
la marca del peligro
aglomera estragos
en el altar acuoso

desarmemos el legado patriarcal
no añoremos
la pervivencia
de la estirpe materna

emanamos aire
desde los pulmones azules
rozagantes
veleidosos
lo sabemos bien
es una posibilidad
tarahumara: es un signo
 de que puede llover, o no llover

qué inquieta
y poco necia
es la luminosidad del arcoíris

los remolinos de la barra
suenan cristalinos
en el ovillo antinomial

las partes
que volaron gozosas
ante el estruendo
son el preludio
la algarabía


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