me desplazo
en la
algarabía vegetal
nocturna de
las araucarias
pude apagar
la luz
enorme con mi prisa
con la
voluntad
de
sumergirme
en lo oscuro
nunca en la
melancolía programada
qué es la
tristeza, sino
pequeños
claveles marchitándose
entre la
voluntad y las deudas
la contienda
que se lleva
a cabo
en la
posibilidad realizada
de no
encajar
de no poder
articular
los
diferentes capítulos
del
entendimiento
***
después de inyectar
al gato gris
un poco enfermo
de su
hermana
el
desconocido sube las escaleras
abre la
tranquera del cuarto
y tiende de
nuevo la cama
que había
deshecho
para cambiar
las sábanas
ahí adentro
el gato
naranja
ya se sacó
el collar
y juega con
una mosca
que acaba de
matar saltando
como un
depredador africano
el
desconocido
sabe que la
desprogramación
de su
cerebro no es
perniciosa
en cuanto
a la
subsistencia
pero la
noche
aliada de
los antiguos hados
roe pareja
toda seguridad
toda
estabilidad conseguida
mira el
collar rojo
que
abandonó el gato naranja
prende la
televisión
fija en una
sitcom
repite lo
que dicen los personajes
habla solo,
desiste
cambia de
ejercicio
cierra los
ojos, ahora practica
la
comprensión oral
esto no vale
nada,
se dice
y se queda
dormido
***
no vieron la
amalgamada
llegada del
día
y su nudo
fue un
lúbrico encuentro
entre las
almas de los gallos
y las
ardillas voladoras
la
buhardilla desplegada
desde el
momento de la visión:
levantar la
persiana
con la mente
hasta la
mitad
su nudo como
muchos otros
se antepuso
rodó,
carraspeó
y no hubo
furias
o lástimas o
temas
que lo
destensara
que los
apaciguara
una vez
encontraron
un demonio
era un
hombre lagarto
con una cara
enorme
y bigotes
rojos
lo pusieron
a meditar con ellos
***
surfeando una poesía de Echavarren
la
mantarraya
la marca del
peligro
aglomera
estragos
en el altar
acuoso
desarmemos
el legado patriarcal
no añoremos
la
pervivencia
de la estirpe
materna
emanamos
aire
desde los
pulmones azules
rozagantes
veleidosos
lo sabemos
bien
es una
posibilidad
tarahumara: es un signo
de
que puede llover, o no llover
qué inquieta
y poco necia
es la
luminosidad del arcoíris
los
remolinos de la barra
suenan
cristalinos
en el ovillo
antinomial
las partes
que volaron
gozosas
ante el
estruendo
son el
preludio
la algarabía